El joven caballero
Esta historia comienza en un pequeño pueblo medieval rodeado de montañas llenas de vegetación y un gran variedad de animales, allí la gente vivía tranquila y los más jóvenes escuchan de la boca de los más ancianos todo tipo de cuentos y leyendas, sobretodo de criaturas gigantes y aladas, que según algunos aterrorizaban a la gente con sus llamaradas.
En ese lugar vivía un joven cuyo nombre era Jorge, él era de los más curiosos del pueblo, sino el que más, iba todos los días a visitar a los ancianos sobre todo a su abuelo, el hombre más sabio de todo el pueblo, les pedía insistentemente que le contaran todos los cuentos y leyendas que conocieran sobre los dragones. Jorge se sentía fascinado por las descripciones que le daban sobre esas criaturas, deseaba poder algún día encontrarse con una de esas bestias para saber si de verdad eran tan aterradoras como todos decían o solamente eran seres incomprendidos que por su aspecto y tamaño eran temidos por todos.
Un día el muchacho paseaba por los bosques que rodeaban su poblado cuando de pronto encontró algo que parecía una hermosa y redonda piedra de color blanquecina salvo que además en un lado tenía unas manchas de color violeta. A Jorge le pareció extraño así que la cogió con ambas manos, pesaba bastante, de pronto esa extraña roca se movió, Jorge sorprendido la dejó caer, entonces se escuchó un crujido, la roca se agrietó y se seguía moviendo.
De pronto Jorge observó como una criatura verde y alada salir del cascarón, miró a su alrededor hasta que fijó su mirada en el joven, que estaba ahí plantado con cara de sorpresa. El muchacho comprendió enseguida que esa roca en realidad no era otra cosa que un huevo de dragón. Al principio no sabía que podía hacer con esa criatura ya que sabía que la gente del pueblo les temía y seguramente querrían matarlo.
De pronto el joven sintió una sensación como si conectara con esa pequeña criatura, sentía que podía comprender los sentimientos del pequeño dragón, lo notó desorientado no sabía dónde estaba ni qué estaba pasando, era normal acababa de romper el cascarón. Él sintió la necesidad de velar por el pequeño, estaba indefenso, si lo dejaba ahí moriría pero no podía llevarlo a su casa, pero su familia tenía un granero así que lo ocultaría hasta poder llevarlo a algún lugar seguro.
Unos días después cuando Jorge fue a ver cómo estaba su pequeño amigo, entró en el granero, todo estaba en silencio, él solo esperaba que ese pequeño alado no se hubiera escapado y rondara por el pueblo corriendo un gran peligro. Jorge se alarmó, buscó por todas partes hasta que de pronto escucho un voz que le decía:
“Hola amigo, estoy aquí escondido, hace un rato entró un hombre que no eras tú, así que me oculté para que no me viera. Ahora que estamos a solas he de pedirte un favor si es que puedes entenderme.”
El joven miró al pequeño dragón con cara de asombrado, esa pequeña criatura le había hablado o era cosa de su imaginación, Jorge no estaba seguro pero tenía curiosidad por saber cuál sería el favor que su amigo deseaba pedirle así que, él le dijo que podía entenderle y que le explicara qué era lo que podía hacer por él.
“Qué bien me alegro que puedas entenderme, antes no me pude comunicar contigo por que solo era un bebe pero ya puedo hablarte. Verás el favor que quiero pedirte es que me lleves de vuelta a mi hogar, se que este no és, necesito volver con mi familia, se que tengo una esperándome y aunque no se como llegué hasta aquí sé que tú puedes ayudarme a volver al lugar de donde procedo, por favor amigo mío, llévame con los míos.”
Jorge que escuchó atentamente al dragón decidió ir a preguntarle a su abuelo si sabía de donde procedían los dragones. El anciano conociendo la curiosidad de su joven nieto, le comentó que existía una gran isla en el mar del norte, una isla descrita en todas las leyendas como el lugar donde los dragones tienen a sus crías, aunque nadie sabía exactamente dónde se encontraba.
Esas palabras no iban a desalentar al muchacho que confiando en su abuelo le contó lo que había encontrado, que entendía lo que decía la criatura y que sentía que debía ayudarla. Su abuelo le sonrió ampliamente, se sentía orgulloso de su nieto, sabía que estaba destinado a grandes cosas, se acercó a él y le dijo.
“Voy a contarte una leyenda que apenas nadie conoce, se dice que cada cincuenta años nace un joven o una joven con la habilidad de comunicarse y hasta controlar a los dragones, esa persona esta destinada a cuidar y proteger a esas criaturas. Debes encontrar la isla, llevar a ese pequeño con los suyos y quedarte para protegerlos ya que se dice que sus huesos y escamas contienen grandes poderes, debes convertirte en el caballero del dragón.”
En ese momento el joven decidió que emprendería el viaje para intentar encontrar la isla, recogió sus cosas y les dijo a sus padres que se marchaba a seguir su propio camino, que estaría bien pero no sabía si volvería por el pueblo en alguna ocasión. Sus padres apenados aceptaron su marcha, de modo que Jorge fue al granero, puso al pequeño dragón en una saca sus espaldas para que nadie lo viera y emprendió su viaje.
Abandonó su pueblo natal y siguió el camino hacia el norte, pasando por otros pueblos y bosques frondosos, las zonas boscosas lo ayudaban a dejar salir al pequeño dragón para que pudiera practicar su aún torpe vuelo, mientras que se detenía en los pueblos a realizar algún que otro trabajo para ganar unas monedas y así comprar alimentos.
Un día después de una larga caminata llegó a un pueblo para descansar pero desde que llegó no dejó de escuchar de boca de la gente que allí vivía que creían que en una zona pantanosa cercana había una especie de monstruo. Jorge enseguida sintió curiosidad así una vez llenó su alforja de comida se dirigió al pantano.
Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario