miércoles, 8 de abril de 2020

Las hijas de la tierra: 2a Parte (Final)

La historia continua

Gracias a la ayuda de los hermanos, las jóvenes lograron por fin echar del bosque a esos humanos, a partir de ese momento vieron que no todos los humanos eran malvados, que no todos querían destruir la naturaleza ni era todos avariciosos. Decidieron pues darles una oportunidad a esos chicos, conocerlos y quizás llegar a ser amigos. Ellos les contaban sus historias, ellas reían ya que muchos de esos relatos les sonaban a cuentos inventados, ellos avergonzados admitían que algunos lo eran, pero a ellas les gustaba escucharlos.

Cuando tuvieron la suficiente confianza con esos chicos, decidieron que los llevarían a un lugar especial, donde se reúnen las criaturas mágicas del bosque, en ese lugar es donde los sabios gnomos cuentan historias a los curiosos elfos y las hadas revolotean por ahí risueñas y felices.


Al llegar a ese lugar los hermanos observaron todo el lugar, estaban tan asombrados, jamás pensaron que verían algo así, les parecía fantástico, hermoso y mágico. Poco a poco fueron conociendo a las criaturas que allí vivían, se sentaron en el suelo con sus nuevas amigas y escucharon atentos las historias de los gnomos, mientras las hadas revoloteaban a su alrededor tirando de sus ropas y pelo, eran muy curiosas.

Pasaron la noche en el pueblo de los gnomos, después de haber pasado gran parte de la tarde y noche bailando, riendo y divirtiéndose, estaban todos agotados. Bien temprano las tres hermanas decidieron que debían permitir a los chicos que se quedaran en el bosque a vivir ya que no tenían família. 

Con sus poderes les montaron una hermosa cabaña en un árbol que comunicaba por un puente colgante con la de ellas. Cuando ellos despertaron les llevaron a ver la sorpresa, ellos estaban encantados y muy felices al ver el detalle que habían tenido las hermanas, no dudaron en instalarse allí. Pasaban las noches en el porche contando historias, se divertían juntos, su amistad se iba haciendo más fuerte a medida que crecían.

Cuando se hicieron adultos iban apareciendo en ellos, nuevos sentimientos, los chicos eran tan amables y románticos con ellas que no pudieron evitar enamorarse de ellos, ellos las cuidaban, las protegían cuando algo salía mal o no como ellas querían, pese a carecer de poderes ellos eran valientes y no dudaban en arriesgarse por ellas. Todo era un sueño hecho realidad, la vida les sonreía a las hermanas, su madre estaba muy feliz por ellas, pese a que le costó confiar en esos chicos humanos.

Todo iba bien o eso pensaban, una buena mañana de verano, una anciana y sabia hechicera de agua se adentró en el bosque buscando a las hermanas, no era un bruja típica, era un ser transparente, solo podían verse sus ropajes y su cetro mágico como si levitara, era un ser místico y misterioso del cual poco sabían las hermanas.


“Jóvenes hijas de la tierra, he venido a encomendaros una misión, una terrible enfermedad se cierne por el bosque acabando con la vida y envenenando las aguas, la única forma de acabar con ella es que cada una de vosotras me traiga un elemento que os diré, prestar mucha atención, tú Danae debes traerme la flor de la luna llena que solo crece en la cima de la montaña más alta del bosque durante las noches de luna llena, tú Kaia debes traerme una pluma del fénix de fuego, esta extraña ave habita en lo más profundo del volcán Efest, y tu Meredith deberás adentrarte en las cavernas subterráneas y traerme un frasco con el agua de la vida, que solo brota de los manantiales subterráneos que hay en esas cavernas. Debéis daros prisa, el destino de la tierra está en vuestras manos.”

Cuando acabó de decir todo eso, la hechicera desapareció sin decir nada más dejando a los jóvenes asombrados y desconcertados. Las muchachas acabaron reaccionando alarmadas, debían partir cuanto antes en busca de todo lo que la mujer les pidió, pero para ello debían separarse, jamás habían emprendido una aventura o búsqueda solas. Los tres hermanos las tranquilizaron y les hicieron saber que ellos estaban ahí, que no dejarían que fueran solas, esas palabras alegraron a las muchachas que esa noche prepararon lo necesario para llevar a cabo la misión.

Los jóvenes se despertaron muy temprano, cogieron fuerzas para empezar con su viaje, se despidieron de los demás ya que iban en direcciones opuestas y comenzaron a buscar los elementos que la hechicera les pidió. Danae fue con Darío hacia la montaña más alta del bosque en busca de la flor de la luna llena, ella sabía que en dos noches habría luna llena, así que no podían tardar mucho en llegar y subir esa montaña.

Por su parte Kaia se dirigió junto a Keiran al volcán Efest, debían internarse en sus profundidades para conseguir una pluma del fénix de fuego, solo esperaban que el volcán no entrara en erupción. En cuanto a Meredith a la que acompañaba Mathew fueron hacia una cascada que ella conocía en la cual hay una entrada a las cavernas subterráneas, sólo debían seguir a la corriente del agua. Mientras los jóvenes recorrían sus caminos las muchachas no dejaban de escuchar la voz de su madre animándoles a no rendirse.

“Mis hermosas niñas, ya sois todas unas mujeres fuertes y valientes, se que el bosque estará a salvo con vosotras, sólo os pido que vayáis con mucho cuidado y espero que esos muchachos cuiden de vosotras pase lo que pase, esta misión será todo un reto para las tres pero confío en que lo lograréis. Estoy a vuestro lado siempre, en todo momento, no lo olvidéis jamás.”

Con esas cariñosas palabras en sus corazones las muchachas se sentían capaces de cualquier cosa y más si era para protegerla a ella, a su amada madre tierra, también se debía a la compañía de los hermanos, desde que llegaron a sus vidas las han hecho muy felices y sobretodo amadas. No era solamente su madre quien las amaba, ahora cada una tenía a su persona especial, a quien amar por separado .

Cada pareja por su lado siguieron sus caminos hacia sus destinos finales, iban seguros de que conseguirían todo lo que la hechicera les pidió, aunque las muchachas iban preocupadas por lo que pudiera pasarles a sus hermanas estando separadas, solo las tranquilizaba el hecho que iban bien acompañadas. Siguieron adelante con paso firme, no había tiempo que perder.

Danae junto a su amado Darío consiguió llegar a tiempo a la montaña más alta del bosque, solamente tenía que pasar una sencilla prueba, debía cruzar un gran arco de piedra mágico, para ello solamente debía confiar que era lo suficientemente pura de corazón, que no guardaba secretos oscuros en el. Esa prueba debía pasarla sola ya que solamente un ser mágico puede cruzar, si no, las enredaderas venenosas que lo cubren descienden al suelo para acabar con quien no cumpla con las normas.


Kaia junto a Keiran se dirigieron hacia el volcán Efest la prueba que ella debía realizar para llegar hasta el fénix de fuego, pero para poder lograrlo primero debían encontrar la entrada correcta, el volcán tiene muchas grutas creadas por la lava en anteriores erupciones, pero solamente una entrada llevaba a la guarida del fénix, por si fuera poco un río constante de lava separa el nido del fénix de cualquier curioso que quiera molestarle, pero ese río le permitiría el paso a un ser mágico de buen corazón, con un motivo noble para ello.


Meredith por su parte viajó con Mathew hacia la cascada, tenían que explorar las cuevas que se escondían detrás de la poderosa cascada, debía adentrarse en las profundidades llegar hasta las frías y oscuras cavernas para encontrar las aguas de la vida, para ello igual que sus hermanas también debía pasar una prueba, ya que a esas aguas las protege un lago congelado mágico, parece firme pero se romperá y atrapará a quien no sea digno de atravesarlo.


Las tres parejas llegaron a sus destinos a tiempo, exactamente antes de dos noches que era el tiempo que tenía Danae para encontrar la flor de la luna llena. Cruzaron los obstáculos, siguieron las grutas y senderos hasta llegar a los respectivos lugares donde encontrar todo lo que aquella hechicera necesitaba para acabar con la enfermedad que podría acabar con todo el bosque y posiblemente matar a su amada madre tierra. Una vez allí la misma voz les dijo a las hermanas:

“Hijas de la madre tierra estáis aquí para llevar a cabo una misión que salvará no solo la vida de muchas criaturas y plantas del bosque si no que también a vuestra madre, la enfermedad se extiende rápidamente por todos los lugares imaginables, pero debéis saber que si no poseéis un corazón noble y unos deseos sinceros no conseguiréis vuestro objetivo, ahora valientes niñas cruzar y conseguir el remedio para salvar la vida, daos prisa.”

Las tres hermanas respiraron hondo y sin pensarlo dos veces cruzaron los obstáculos que cada una tenía en frente. Abrieron los ojos una vez pasó el peligro, estaban a salvo, lo habían logrado, se dieron prisa en recoger cada una lo que la hechicera les pidió y volvieron a cruzar para volver al lado de sus amados que las esperaban impacientes al otro lado.

Se dieron toda la prisa que pudieron para volver donde la hechicera, llegaron al bosque, lo vieron diferente, las criaturas enfermaban con rapidez, no podían perder más tiempo, corrieron a través del bosque entre la vegetación espesa de algunas zonas rasgando sus ropas, pero sabían que era lo de menos, su madre tierra estaba muriendo lentamente. Hasta que al fin dieron con la hechicera que recibió todo lo que había pedido, se apresuró en realizar la cura y la extendió por el bosque, todo sanó casi al instante, fue maravilloso.

“Mis hermosas niñas me habéis salvado, a mi y a todos los habitantes del bosque, habéis crecido tan deprisa, solo deseo que seáis felices el resto de vuestras vidas y que jamás os falte el amor en ellas.”

Las jóvenes se sintieron más felices que nunca, lo habían logrado, sabían que podían conseguir todo lo que se propusieran. Así pues vivieron toda su vida felices en su amado bosque, su madre bendijo sus uniones con sus amados, acabaron teniendo sus propios hijos y los criaron rodeados de naturaleza junto a todos sus amigos del bosque.


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