jueves, 26 de marzo de 2020

Mundo mágico: 1a Parte

Mundo mágico: 1a Parte

La historia empieza en un hermoso pueblo en las copas de los majestuosos árboles del bosque mágico, en ese pueblo repleto de bonitas y pintorescas casas colgantes viven las hadas. Estas pequeñas y alegres criaturas siempre revolotean junto a los insectos y aves que habitan en los árboles, las hadas gracias a sus poderes consiguen mantener a la naturaleza siempre cuidada.

En una pequeña casita situada en las copas más bajas de los árboles vivían dos hermanas muy divertidas llamadas Tulipa y Violeta, estas dos jóvenes que hace un par de años que pudieron empezar a vivir por su cuenta, iban cada día al bosque a recoger frutas frescas para elaborar sus deliciosos pasteles que con tanto amor les enseño a preparar su abuela, dichos postres los vendían a las demás hadas en el mercado semanal de la ciudad.

Las jóvenes iban cada semana al mercado felices ya que sabían que sus deliciosos pasteles gustaban mucho a sus vecinos, incluso a la hermosa y buena reina de las hadas le encantaban esos pastelitos que ellas preparaban. Todo parecía ir bien en el reino de las hadas, todos estaban felices, todos se ayudaban entre sí, el resto de seres mágicos del bosque adoraba a las hadas, ellas mantenían las plantas verdes y en flor, los ríos limpios, hasta ayudaban a los animales a encontrar comida, refugio e incluso si se perdían ellas les mostraban el camino a su hogar.

Todo parecía perfecto y en armonía pero una noche mientras las hadas estaban celebrando una nueva luna llena, danzando bajo su luz, un personaje misterioso y lúgubre se presentó en la fiesta, todos se quedaron mirando al extraño que acababa de llegar temerosos y curiosos por igual. De pronto el personaje misterioso se detiene en frente de la reina y con una voz que provoca temor dice:

“El bosque mágico está a punto de perecer, tiempos oscuros están por venir, las hadas no podréis hacer nada para evitar que las criaturas de los pantanos invadan vuestro mundo. Tomarán vuestras tierras para siempre y condenarán al mundo a vivir bajo su mando.”

Una vez dijo eso, la criatura se esfumó tan sigilosamente como llegó, dejando a todos en silencio, pensativos, comentando unos a otros si lo que dijo se hará realidad, muchos entraron en pánico mientras la reina intentaba mantener el orden, decidieron suspender la celebración y comentar los hechos por la mañana.

Por la mañana temprano las dos hermanas se despertaron debido al alboroto que se estaba formando en el pueblo, rápidamente ambas salieron a ver qué era lo que estaba sucediendo. Al llegar a las puertas de la casa de la reina donde se había reunido todo el pueblo, preguntaron a la gente que estaba pasando para que estuvieran todos tan nerviosos y alborotados. Entonces un mensajero real salió y anunció:



Las dos hermanas se miraron y decidieron que tenían que intentarlo, la reina es siempre tan buena y amable con ellas que sienten que deban hacer algo por ellas y debido a que saben de plantas se presentan en la sala del trono para ofrecerse a ir en busca de la flor del sol. Pero no iban a ir solas, ya que el sobrino de la reina el joven Sky y su mejor amigo Trevor también irían para salvar a la reina. Para el joven la reina Flora es como su madre, ya que al fallecer sus padres ella pasó de ser su tía a ser su madre y él, el único heredero.

El consejero real les da a las jóvenes un mapa que muestra donde se encuentra la isla en la que crece esta rara flor, el consejero les explica el mapa a los jóvenes valientes.

“El camino será largo y peligroso debéis dirigiros hacia las colinas de los pegasos, allí puede que encontréis ayuda para cruzarlas, buscar a Spirit un pegaso negro de alas y crin doradas, él conoce a la reina así que estoy seguro de que os ayudará. Después debéis tener mucho cuidado, en el camino se alza la montaña de fuego vigilada por un enorme dragón negro al que no le gusta recibir visitas, aunque le encantan las gemas y el oro, debéis intentar encontrar algo valioso para darle antes de llegar a su guarida, solo así se puede atravesar la montaña. Si conseguís escapar de la bestia os esperan las tierras de los ogros, debéis ir con sigilo si os atrapan no podréis escapar jamás. Una vez pasadas las tierras pantanosas llegareis al desierto, en un principio deshabitado pero no os podéis fiar, debéis atravesarlo hacia el norte hasta la bahía de las sirenas, son seres amables que os ayudaran a cruzar el océano hasta la isla de la media luna, una vez allí debéis buscar y traer la flor del sol. Buena suerte.”


Dicho esto los jóvenes cogieron el mapa, se prepararon víveres y otras cosas para su viaje, se reunieron a las afueras del bosque donde empezaba su largo y peligroso camino para encontrar la flor que puede salvar a su reina del sueño eterno.

Se dirigieron lo más rápido que se lo permitieron sus alas hacia la base de las colinas de los pegasos. Una vez allí contemplaron el majestuoso vuelo de un grupo de pegasos tan coloridos como el arco iris, decidieron preguntarles por el pegaso negro de crin y alas doradas llamado Spirit, a lo que estos contestaron:

“Para ver al gran pegaso negro debéis demostrar que sois puros de corazón y que vuestro motivo es digno de estar en su presencia. Debéis entrar a la cueva de la verdad y explicarle al sabio elfo que allí reside cuales son vuestras intenciones solamente si conseguís que él os bendiga seréis dignos de recibir la ayuda de Spirit.”

Los jóvenes se miraron entre sí y se encaminaron en busca de la cueva que los pegasos habían nombrado. Llegaron a la primera colina, justo frente a ellos se abría la oscura entrada de una cueva, el joven príncipe se ofreció a entrar en solitario pero sus amigos se negaron, estaban juntos en eso así que lo acompañarían donde fuera necesario. Los cuatro se adentraron en la oscuridad utilizando una esfera de luz creada por el joven príncipe.

Caminaron y caminaron, parecía que aquella cueva no tenía fin, empezaban a dudar que la historia de los pegasos solo era una broma o un engaño. De pronto escucharon una cascada y una enorme caverna se abrió ante ellos, vieron que entraba luz, que brotaban todo tipo de plantas y que caía una pequeña cascada. Tardaron en darse cuenta que sentado sobre una piedra frente a la cascada había alguien, será el sabio elfo que buscaban? Decididos a descubrirlo, los cuatro se acercaron y empezaron a explicar el motivo por el cual estaban ahí. Al acabar el viejo elfo les miró y todo seguido dijo:

“Veo la pureza de vuestros corazones y la sinceridad de vuestras palabras, os dejaré pasar para que os encontréis con el pegaso negro, para ello os pondré la prueba que consiste en que debéis trepar por estas enredaderas sin usar vuestras alas, para salir de aquí, arriba os estará esperando él.”

Ellos se miraron, miraron el enorme hueco de la cueva por donde se alzaban las enredaderas, volvieron a mirarse y de nuevo decididos a salvar a su reina empezaron a trepar sin miedo. El anciano los observaba con admiración de cómo esos jóvenes arriesgaban sus vidas para salvar otra, les deseó suerte y volvió a su roca a sentarse. Después de un gran esfuerzo al fin consiguieron llegar a la salida, agotados se sentaron a descansar cuando una gran sombra voló por encima de ellos hasta que vieron cómo aterrizaba un gran pegaso negro con las alas y la crin dorada. 

El majestuoso pegaso los observó un largo rato sin decir nada, viendo como los jóvenes recuperaban el aliento y lo miraban sorprendidos, podía notar el alivio en sus miradas a la vez que una preocupación que todos llevaban en sus almas, así que decidió decirles:

“Jóvenes hadas del bosque mágico escuché vuestra petición de cruzar las colinas para poder seguir vuestro valiente camino hacia la isla de la luna para encontrar la flor del sol y despertar a vuestra reina de las hadas. Ella salvó a los nuestros una vez cuando la oscuridad nos aterraba, nos iluminó con su luz, llenó las colinas de bellas flores e hizo fluir de nuevo los ríos con la ayuda de sus hadas. Le debemos mucho por eso os ayudaré a cruzar las colinas lo más rápido posible.”

Felices de escuchar esas palabras los jóvenes montaron en el gran pegaso negro que alzando el vuelo enseguida, los llevó raudo y veloz surcando el cielo por encima de las grandes colinas. Las jóvenes hadas contemplaban el hermoso paisaje que tenían debajo, asombrados y maravillados por poder ver todo aquello, ver a los pegasos revolotear felices, ver a tantos animales viviendo en esos bosques verdes.

No tardaron mucho en llegar al final de la tercera colina, desde allí vieron un páramo sin vida que se extendía hacia una montaña oscura, ellos enseguida se dieron cuenta que el camino fácil se había acabado, que ahora empezaban los verdaderos peligros, aquello que venían no era otra cosa que la montaña de fuego y que debían enfrentarse a un peligroso dragón.

Agradecieron su amable ayuda al pegaso negro y se dirigieron hacia la montaña de fuego, el miedo que sentían al ir acercándose era cada vez mayor, decidieron parar a descansar y llegar allí por la mañana.

Continuará en la siguiente entrada...

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